El pH es el grado de acidez del agua. Los valores están comprendidos entre 0 y 14, correspondiendo el valor 7 al grado neutro. Todos los valores entre 0 y 7 serán ácidos y entre 7 y 14 los alcalinos, si bien los valores normales en el agua de una piscina van a estar comprendidos, por regla general, entre 6,8 y 8,4.
El valor ideal de pH en una piscina debe estar situado entre 7,2 y 7,6. Anteriormente se indicaba que para la destrucción de bacterias debíamos mantener una cierta cantidad de cloro residual en el agua, pero este cloro sólo afectará eficazmente a los microorganismos cuando el agua donde se diluye tenga un pH comprendido entre 7,2 y 7,6(neutro).
Existen otros factores que obligan a mantener el pH correcto. De ser superior a 7,6, el ácido disuelto en el agua se precipitará de forma visible, enturbiando el agua y dándole un aspecto lechoso, obstruyéndose rápidamente el filtro y precipitándose en las paredes y accesorios de la piscina. Por otra parte cuando sea inferior a 7,2, el agua será corrosiva, produciendo irritaciones en los ojos y mucosas nasales, pudiéndose llegar a destruir las partes metálicas de la instalación de filtración.
Por lo expuesto se desprende que el grado de calidad del agua de la piscina depende en gran medida del valor de pH de la misma.
Las disposiciones sanitarias españolas vigentes determinan que el contenido de cloro libre en el agua de las piscinas debe estar comprendido entre 0,2 y 0,6 miligramos por litro (ppm).
En el agua, aún después de filtrada, existen una serie de enemigos invisibles que es preciso destruir. Para llevar a cabo esto se necesita una cantidad determinada de cloro que actúe bajo la forma de ácida hipocloroso en espera de actuar contra cualquier enemigo: bacterias, materia orgánica, etc. Este cloro que se ha aportado en exceso se denomina cloro libre o residual.
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